Desde la costa atlántica hasta unos 100 m sobre el nivel del mar crecen, sobre un terreno predominantemente rocoso, plantas amantes de la sal como, por ejemplo, el limonium y la acelga de mar.
[two_third][/two_third][one_third_last]Entre los 100 y 300 m de altura crecen plantas crasuláceas o de la familia de las Euphorbiaceae, como los bejeques, los verodes, las tabaibas dulces y los cardones; y en invierno/primavera los tajinastes de costa y la retama.
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A partir de los 300 m de altitud crecen la lavanda, las margaritas, los cornicales, los granadillos y las vinagreras.
Los bosques termófilos se encontraban entre 200 y 600 m de altitud.
Fueron casi completamente destruidos por la acción humana.
Los restos de estos bosques son los maravillosos palmerales de Mazo y los dragos centenarios que se pueden admirar en La Tosca (Barlovento) o en Garafía.
En el lado norte y noreste entre los 600 y 1000 m sobre el mar prospera la laurisilva bajo la influencia de los húmedos vientos alisios.
El bosque de laurisilva más grande de las Islas Canarias es el de Los Tilos en San Andrés y Sauces.
Esta formación boscosa formada por fayas y brezos crece a la misma altitud, pero no cuenta con la rica precipitación de las nubes de los vientos alisios.
A partir de aproximadamente los 1.000 / 1.100 m comienza la zona de los pinos canarios.
Tras superar el límite del bosque a aprox. 2.000 - 2.100 m de altitud, tan solo logran sobrevivir las plantas adaptadas al clima extremo.
En primavera, las violetas de La Palma, los tajinastes y el retamón con sus flores amarillas transforman completamente el paisaje montañoso del Roque de Los Muchachos.